Historias Prodigiosas. Manuscrito 136 Wellcome Library. Franco Maria Ricci
Historias Prodigiosas. Manuscrito 136 Welcome Library. Franco Maria Ricci
Historias Prodigiosas de Pierre Boaistuau, del manuscrito francés 136 de la Wellcome Library de Londres con dedicatoria a Isabel reina de Inglaterra.
Transcripción y notas de Stephen Bamforth
Traducción de Carlos Alonso
Extraido del texto de la obra:
<<Del editor al lector:
Alégrate, lector: lo que tienes en las manos es un libro para un rey. Mejor aún: es un libro para una reina, pues se trata del primer ejemplar manuscrito miniado ysustuosamente encuadernado de una obra que había de llevarse a la imprenta pocos meses más tarde, y que su autor había querido presentar antes en un ejemplar único y verdaderamente regio, a Isabel I de Inglaterra. Corría el invierno del año 1559; la destinataria, que contaba a la sazón veintiséis años, reinaba desde hacia un año; el oferente, de cuarenta y dos años, el francés Pierre Boaistuau, escribía desde hacía cuatro lo que hoy llamaríamos obras de divulgación, proponiendo a un público, que parecía aceptarlas con entusiasmo, historias trágicas y asombrosas producto de un vasto patrimonio de lecturas en el que los Padres de la Iglesia convivían con la historiografía clásica y con la novelística renacentista. Lo mismo sucede en esta colección de «prodigios», etiqueta bajo la cual el omnívoro y omnisciente Boaistuau reunió generosamente gemelos siameses y fantasmas, aluviones y supersticiones, partos múltiples y banquetes pantagruélicos, y también lo que no mucho más tarde Shakespeare calificaría como «las tristes historias de la muerte de reyes»
Al igual que los lectores de menor rango a quienes estaba destanada la edición impresa de la obra y que devoraron en cuarenta años treinta y siete reediciones de la misma con sus correspondientes ampliaciones y continuaciones, la reina Isabel se divirtió. Amaba los libros hermosos y era una gran lectora; leía no sólo en inglés, sino también en latín, italiano, francés, español, y también «todos los días más griego de lo que un canónigo lee en toda la semana», como asegura con un punto de orgullo y puede que con mucha exageración cortesana su preceptor Roger Ascham. Acaso Boaistuau y su libro de extravagantes historias y de extrañas figuras serenaron a la soberana en un momento de particular tensión, yq ue en aquellos mismos años en que el francés se presentó en la corte, Isabel se veía asediada por una legión de pretendientes procedentes de todos los reinos que pertinazmente querían solicitur su mano, y el embajador español, el más desilusionado de todos, escribía que estaba «poseida por cien mil demonios».
Me gustaría creer que la obsesionada Reina Virgen encontró un refugio de los molestos pretendientes en las páginas del hermoso libro que le acababan de regalar; y que remuneró por ello a su autor con un «presente precioso», gracias al cual supongo, como compresivo experto en la materia, que éste pudo resarcirse de los importantes gastos que, sin duda, supousieron la copia, el miniado y la encuadernación del volumen. TAmbién yo, como la reina Isabel, amo los libros hermosos; por ello, me ha hecho feliz aceptar la propuesta de Stephen Bamforth de publicar en su versión íntegra y por ver primera, el texto del manuscrito con todas sus miniaturas, por lo que agradezco asimismo la generosa disponibilidad de la Wellcome Library de Londres, actual y afortunada poseedora de esta renacentista joya de papel. Me parece una gran reaparición y también un justo reconocimiento póstumo a la ingente labor de Pierre Boaistuau.>>
Tags: HISTORIAS PRODIGIOSAS